FILOTEA DE EMA WOLF
21 de MARZO
Filotea tenía que tomar una decisión importante.
– ¿Me tiro o no me tiro?
Miró para abajo.
-¡Gggg! ¡Me da vértigo!
Volvió a mirar.
-¡Gggggggggg!
Se dijo a sí misma: “Filotea, coraje.”
Juntó las manos, cerró los ojos, apretó la respiración, tomó impulso y… no se tiró.
-¿Qué hago?
Se puso rodilleras, muñequeras, zapatos de corcho, un almohadón en el traste.
-Ahí voy. Un, dos, trr…
No fue.
-¡Es tan alto! ¿Y si me estrello? Necesito más protección.
Se puso un chaleco neumático, un casco, un paracaídas en la espalda. Lo último fueron las antiparras.
Entonces sí: pegó envión y zzzzzzzz cayó planeando sobre la vereda sin romperse nada.
Las hojas como Filotea siempre exageran un poco, pero al final, en el otoño, se animan y zzzzzzz
Canta dulcemente con sordina
El señor Otoño
(María Elena Walsh)
En una oxidada cafetera
ha llegado un señor,
un señor de galera
en una cafetera Ford.
Con peluca de fideo fino,
guantes patito, traje de papel,
va dejando por todo el camino
una luz parecida a la miel.
Dicen que el señor el peluquero
y también es pintor
y que tira el dinero
porque es muy despilfarrador.
El señor se para en una esquina
y del bolsillo de su pantalón
saca banderitas de neblina
y un incendio color de limón.
Con sus tijeritas amarillas
pasa por el jardín:
le cortó las patillas
y los bigotes al jazmín.
A los arbolitos de la plaza
un sobretodo de oro les compró,
y pintó la tarde con mostaza
aunque el sol le decía que no.
Dicen que el señor tiene en el cielo
un enorme taller
donde hará caramelos
de azúcar del atardecer.
y se pasea como un inspector.
Prueba la primera mandarina
y se lleva la última flor.
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