viernes, 20 de marzo de 2020

FILOTEA DE EMA WOLF ‌ PARA LOS GRADOS QUE LES GUSTA EL otoño Y LA POESÍA. ‌ 21 de MARZO ‌ Filotea tenía que tomar una decisión importante. – ¿Me tiro o no me tiro? ‌ Miró para abajo. -¡Gggg! ¡Me da vértigo! ‌ Volvió a mirar. -¡Gggggggggg! ‌ Se dijo a sí misma: “Filotea, coraje.” Juntó las manos, cerró los ojos, apretó la respiración, tomó impulso y… no se tiró. -¿Qué hago? Se puso rodilleras, muñequeras, zapatos de corcho, un almohadón en el traste. -Ahí voy. Un, dos, trr… No fue. ‌ -¡Es tan alto! ¿Y si me estrello? Necesito más protección. Se puso un chaleco neumático, un casco, un paracaídas en la espalda. Lo último fueron las antiparras. Entonces sí: pegó envión y zzzzzzzz cayó planeando sobre la vereda sin romperse nada. ‌ Las hojas como Filotea siempre exageran un poco, pero al final, en el otoño, se animan y zzzzzzz ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ El señor Otoño ‌ (María Elena Walsh) ‌ En una oxidada cafetera ha llegado un señor, un señor de galera en una cafetera Ford. ‌ Con peluca de fideo fino, guantes patito, traje de papel, va dejando por todo el camino una luz parecida a la miel. ‌ Dicen que el señor el peluquero y también es pintor y que tira el dinero porque es muy despilfarrador. ‌ El señor se para en una esquina y del bolsillo de su pantalón saca banderitas de neblina y un incendio color de limón. ‌ Con sus tijeritas amarillas pasa por el jardín: le cortó las patillas y los bigotes al jazmín. ‌ A los arbolitos de la plaza un sobretodo de oro les compró, y pintó la tarde con mostaza aunque el sol le decía que no. ‌ Dicen que el señor tiene en el cielo un enorme taller donde hará caramelos de azúcar del atardecer. ‌ Canta dulcemente con sordina y se pasea como un inspector. Prueba la primera mandarina y se lleva la última flor.


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