Gracias, Alicia !!!

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Queremos, hoy, agradecerte de corazón, todos los años de dedicación, paciencia y cariño que le brindaste a todos los habitantes de la escuela 4.

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Unas palabras para tu bolsillo del alma, Ali:

    Hace más o menos unos ocho años, atravesé la puerta de esta querida escuela, y con todo el arrebato que me caracteriza, comencé a transitar por primera vez en una escuela estatal. Tomé con alegría el grado que me había tocado, no era demasiado fácil. Venía cada día, buscando estrategias para poder acercarme a los chicos, pero cuando quedaba sola, me invadía el agobio y la desesperación.


    Alguien se acercó con total amabilidad y me dio aliento y consejos, puso freno a mis angustias, me invitó a dramatizar situaciones límites y cada vez que veía que yo no encontraba la salida, me decía:- tranquila, vas bien, tenés ganas, vas a poder. Así me acompañó hasta que ese año tan duro terminó y al siguiente, comenzamos a trabajar juntas durante tres años seguidos.

    No fue un trabajo común, para nada, todos los días viaje por distintos lugares y recorrí los rincones más escondidos de esta bendita República, conocí costumbres que ignoraba y respeté aún más las tradiciones de los pueblos originarios. Bailé zambas y chacareras y en alguna baldosa quedaron los acordes de los “60 granaderos”. Juntas reímos en las clases de natación, y mientras esperábamos a los chicos, mi mente seguía viajando y aprendiendo de sus experiencias.

    Fue maestra rural, creo si no me equivoco que en algún lugar alejado también dirigió una escuelita, de aquellas que sabe describir a la perfección.
    Antes de que las ruanas se convirtiesen en un símbolo comercial, hizo un desfile de ponchos por el patio, orgullosa de lucir una prenda que nos identifica por tradición, entonces despacito me animé y comencé yo también a ponérmelos, sin sentir vergüenza alguna de lucir una prenda poco común en la ciudad.
    Dicen que el color naranja libera las emociones negativas, hace sentir menos inseguro, menos penoso, más comprensivo con los defectos de los demás y aporta ganas de perdonarlo todo. Muchas veces por la mañana te vimos entrar de naranja, y otras luciendo un sinfín de modelos como si concurrieses a una fiesta, pero jamás con agobio, siempre con una sonrisa y una ocurrencia.
    No sólo yo voy a extrañarte, sé que hay quienes te conocieron antes que yo, y te están extrañando hace rato, desde que nos dijiste que ibas a dedicarte a disfrutar del merecido descanso después de tantos años dedicados a enseñar y aprender, creo que desde ese momento su café no tuvo el mismo sabor.

    Sé que vas a seguir enseñando porque el que nace maestro no deja de serlo jamás.
    Hoy nos dejas en el corazón una lágrima naranja, porque te matarías de la risa si nos vieses llorar, porque para vos la vida se vive y no se llora, se sigue y se la disfruta.


    Ni pienso decirte adiós, hoy no puedo decirte que lo disfrutes, sólo puedo decirte que te aprecio un montón, que vengas de vez en cuando y me traigas más anécdotas, más historias, más pueblo, más interior, más realidades…

    Hasta mañana Alicia…

                                       Rosana.-

  Nos vemos en los próximos almuerzos o tecitos con torta.

A disfrutar.-