miércoles, 3 de septiembre de 2014

Pasaporte y manual del emigrante... archivo de la escuela / inmigrantes

Hoy llegó a mi escritorio de trabajo de la mano de la seño Andrea de séptimo.

Provenzano, Eugenio. n. 2 enero 1907


Después de leer el blog y los comentarios de los docentes con respecto a los inmigrantes, surgió en mí una inquietud por saber de los míos, ya que en casa nunca era motivo de conversación.

Entonces, entre mis recuerdos busqué, porque sabía que tenía, el pasaporte de mi abuelo paterno, quién vino después de la Primera Guerra Mundial.

Lamento no poder reconstruir su historia, porque no tengo quién me la cuente, el falleció cuando era chica. Lo único que puedo decir y recuerdo, es que  vivió en el barrio de La Boca (Hernandarias entre Alvarado y Quinquela) y que uno de sus trabajos fue en la Unión Obrera Metalúrgica, se casó con una Argentina y tuvo 6 hijos, quiénes se criaron en Buenos Aires, trabajaron en el barrio de La Boca, en el mercado San Patricio, hoy en día gomería Firestone a media cuadra de nuestra escuela 4 , todos ellos carniceros.

Año de llegada al país 1926
Será por eso que estoy en esta escuela?



Bueno, este es el barrio de mis antepasados y de mi infancia.


Después de todo sabía bastante más de lo que pensaba



Andrea. (7° TM)





Además  de las advertencias para el viaje y la llegada al país extranjero se les entregaba un "Decálogo para los inmigrantes que viajaban a la Argentina", especie de Manual del emigrante, difundido por las compañías de inmigración en Italia en 1902.

 

1- Cuando una banda toca el Himno Nacional, todos los presentes se descubren la cabeza en señal de reverencia.

2- A cualquier mujer, sea una dama o una lavandera, se le dice habitualmente "señora". Llamar a una "donna" del pueblo "mujer", no suena bien, ya que equivale a decir "hembra".

3- Para llamar a la gente en la entrada de la casa, no se golpea ni se grita; se baten las palmas de las manos.

4- Para llamar a un carruaje o para avisar desde lejos al conductor de un tranvía para que pare, no se dice "pss, pss, pss, sino "psiiió, psiiió".
 
5- En los cafés hay siempre un lugar especial para las señoras. Son admitidos sólo los hombres que las acompañan.

6- En un café o en un restaurant se llama al camarero batiendo las palmas dos veces y agregando inmediantamente la llamada de "mozo". No se golpea sobre la mesa el vaso.

7- En la platea de los teatros y cines, no está permitido, ni siquiera a las mujeres, llevar el sombrero puesto, ya que se impediría a los otros ver la escena.

8- No se fuma ni en los tranvías. El aviso "Esta prohibido salivar", significa "vetato     sputare"...

 9- Por la calle no se camina fuera de la vereda; de hacerlo, recibiría el calificativo de "atorrante", que equivale a "mendigo".


9 comentarios:

Nora dijo...

Qué buenos documentos históricoa!!!Gracias por compartirlos!!!

Seño Daniela dijo...

Mis abuelos paternos, Juan y María, llegaron del País Vasco alrededor de 1915, cada uno por su lado. Se conocieron acá. Pensar que nunca más volvieron, que los pañuelos blancos que agitaron al partir en algún barco que los trajo a Buenos Aires, despedían un paisaje y miradas que nunca volverían a ver... Allí quedó el Caserío de Baztarrika, donde nació el abuelo Juan, en Ataun. Y hasta hace pocos años, se conservaron las sábanas donde nacieron él y cada uno de sus hermanos. Que no volvieron a verse.
La historia de mi abuela Rosa, nacida en Vilar de Ortelle, Lugo, fue diferente. Ella quedó sola, con unos vecinos, en su casa y sus padres vinieron a "hacer la América". Cuando ya se habían establecido, con trabajo y casa alquilada le mandaron dinero para que viniera en el barco, sola, con 13 años. El abuelo Guillermo nació acá, pero descendía de genoveses. Un beso a la escuela 4 y a la seño Andrea. Seño Daniela

Bibliotecari@ dijo...

Excelente entrada seño, muy buen material y música.

FELICITACIONES!!!

Favianna_ar dijo...

No puedo parar de llorar!!! Creo que las publicaciones y los comentarios sobre los inmigrantes que hemos realizado, son el mejor homenaje que ellos pueden recibir. Y aunque algunos, o unos cuantos, ya no estén, están más que presentes en nosotros que no somos más que su huella, su legado.
Grs Nora, Daniela y Srta Bib (sin su post no se podria disfrutar nada de esto)!!!

Barberán Zangaro dijo...

Muy buena entrada. Me causó cierta gracia la explicación que da para llamar al mozo.

Seño Rosana, 7* TM dijo...

Realmente conmovedor!!! Coincido con mi compañera, es un homenaje de lujo.
Verdaderamente hermoso.

Supervisión de Bibliotecas dijo...

El eterno viaje que realizó mi abuela centenaria, no lo compartiré hoy con Uds. Ese viaje recorrió varias veces los océanos de mi niñez, desde un lugar lejano de Galicia, hasta nuestras costas. Ese viaje, en una cubierta de madera, se perpetuó en su memoria y en la mía. Cada puerto, cada percance, cada añoranza de la madre que quedaba en la aldea, de los hermanos, de las vacas... me hizo pensar que todos realizamos ne nuestra vida un viaje que suele tener como esperanza el brumoso puerto del porvenir.
Cariños y Excelente Blog.
Jorge C. López

Bibliotecari@ dijo...

Muchas gracias sr. Supervisor.

Anónimo dijo...

Que historias...cuanto dejaron...cuanto trajeron. Me gustó y me pareció sumamente interesante el manual del emigrante, gracias Andrea de séptimo por compartirlo. Daniela, Jorge que bellos recuerdos...
Andrea (MR)